Todo va a cambiar

Capítulo 14. Nuevas herramientas para nuevos escenarios

"No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo"

Albert Einstein

Los nuevos escenarios comunicativos y de interacción se basan en nuevas herramientas, en nuevos desarrollos. En muchos casos, esos desarrollos no esperaban ser protagonistas del enorme cambio que hemos experimentado, sino que lo fueron más bien "por accidente". Pero el resultado final es un complejo crisol de tecnologías, hábitos, usos y costumbres que han dado forma a la red actual y, con ella, a una parte cada vez más importante de la sociedad humana.

En la base de todos estos cambios, tenemos una cuestión bastante imperceptible salvo para miradas suficientemente entrenadas, que encontraremos si comparamos una página antigua con una actual: la sintaxis del código utilizado. Sin ánimo de entrar de detalles y complejidades técnicas más de lo que sería recomendable en un libro de este tipo, resulta muy interesante ver la evolución: el HTML utilizado en las páginas de hace algunos años estaba diseñado para definir la estructura de un texto, y entremezclaba de manera constante los formatos, en forma de etiquetas encerradas entre signos de "menor qué" y "mayor qué", con el contenido propiamente dicho. Los elementos estructurales y estilísticos, tales como las tablas, las listas numeradas o de puntos, los tipos de letra, las negritas o las cursivas se intercalaban con el texto que finalmente se mostraba. La forma y el contenido resultaban inseparables a todos los efectos, creando páginas en las que estos elementos se utilizaban de maneras completamente arbitrarias en función de las necesidades de representación del contenido.

El HTML no era, en sí, un lenguaje excesivamente complejo. Su estructura era bastante inteligible para el profano, y muchos de sus códigos se podían tomar de otras páginas y simplemente cambiar los textos para adaptarlos a otras. En la década de los '90, miles de aficionados se dedicaron a crear una amplísima variedad de páginas en servicios como Tripod o GeoCities, que adquirieron una enorme popularidad para la escala de la red de entonces y convirtieron en millonarios a sus creadores tras sus respectivas ventas a Lycos y a Yahoo!. Las páginas de este tipo de servicios, caracterizadas por formatos claramente amateurísticos trufados de gráficos intermitentes, galerías caóticas de estilos y de tipos de letras y efectos estéticamente bastante discutibles, fueron deviniendo con el tiempo en un auténtico cementerio de la nostalgia: GeoCities, que había sido adquirido por Yahoo! en Enero de 1999 por 3.570 millones de dólares en acciones, fue finalmente cerrado en Octubre de 2009, en medio de un coro de semblanzas plañideras de todos aquellos que en su momento se iniciaron en sus páginas. Tripod, tras recurrentes rumores de cierre, permanece todavía abierto, aunque su popularidad es a día de hoy bastante escasa.

La evolución de las páginas web fue llevando al desarrollo del XML: un lenguaje en el que los elementos ya no definen el formato, sino directamente el contenido. Todos los elementos de formato se definen al principio en el documento: las cabeceras serán así, los títulos serán de esta manera, las entradas llevarán este o aquel formato, los vínculos se verán así... Al separar una cosa de la otra, el contenido puede mostrarse sin formatos, completamente aislado de los mismos. Las implicaciones de este hecho van mucho más allá de una consideración meramente purista o de algún tipo de exquisitez: al separar la forma del contenido, éste puede ser tratado de manera independiente a todos los efectos, y eso permite una amplísima gama de posibilidades. Un blog, por ejemplo, no es más que una página en la que el usuario define primero el formato, la forma en la que se va a representar el contenido, mediante una serie de opciones y menús de manejo sencillísimo, para posteriormente empezar a introducir el contenido, lo que elimina todo atisbo de complejidad. Si el autor de un blog tuviese que construir su página siguiendo el modo tradicional, la tarea sería únicamente posible para aquellos que tuvieran un extensivo conocimiento de HTML, una habilidad que, a pesar de que no hablamos de un lenguaje especialmente complejo, no suele encontrarse entre las habituales del común de los mortales.

La separación de formato y contenido supone también una posibilidad interesantísima: las páginas web pueden producir un archivo exclusivamente con sus contenidos libres de formatos, y brindarlos para que éstos puedan ser utilizados en otros sitios, dejando atrás sus formatos originales. Los llamados feeds RSS son precisamente eso: una secuencia de los contenidos producidos por una página, al que un usuario puede suscribirse, y leerlos en un formato completamente diferente al de la página original, o reutilizarlos como parte de otra página. Los feeds RSS son producidos de manera automática por las propias herramientas que los usuarios utilizan para escribir sus contenidos: muchos usuarios ni siquiera saben que lo están haciendo. Pero al hacerlo, posibilitan un nivel de seguimiento y de difusión de sus contenidos desconocido hasta entonces. Todos los días, millones de usuarios leen el contenido de sus publicaciones favoritas en los llamados "lectores de feeds", herramientas como Google Reader, Bloglines, MyYahoo! y otros, o componen escritorios virtuales personalizados sobre la marcha con Netvibes o iGoogle escogiendo aquellas partes de páginas que quieren seguir, como quien se compone un periódico con los deportes del Marca, las columnas de opinión de La Vanguardia, el internacional de El País y las guías de espectáculos de Vocento. Ante la facilidad de poder publicar en la red cualquier contenido despreocupándose completamente de su estructura, los usuarios empiezan a subir de todo: las fotos a sitios como Flickr, Photobucket o Fotolog, los vídeos a YouTube, sus pensamientos a Blogger o a WordPress, mientras los interesados en seguirlos se suscriben a sus feeds RSS y reciben la secuencia de lo publicado en sus lectores de feeds en tiempo prácticamente real, cada vez que se ponen delante de la pantalla de su ordenador.

En pocos años, la red pasa de ser el lugar donde unas pocas empresas y medios desarrollaban su presencia a modo de escaparate, a ser el sitio de intercambio para todos, el ágora virtual donde comentar las noticias, escribir reflexiones, intercambiar fotos o mantener un diario, todo sin necesidad de conocer ningún lenguaje especial, utilizando herramientas simples y gratuitas al alcance de cualquiera. Lo que se sube a la red, se queda en la red: con los blogs, se desarrolla el concepto de permalink, el vínculo permanente que sirve para acceder a una información aunque ésta se haya archivado posteriormente: aquellos periódicos que no utilizan permalinks, cuyas noticias desaparecen de la red a los pocos días, se ven progresivamente ignorados por los internautas, que no quieren vincular a páginas que después dejan de existir y generan un error 404 El Error 404 es el que devuelve un servidor cuando no encuentra el recurso solicitado por una petición.. En un espacio virtual ilimitado, ¿cuál es el sentido de eliminar las cosas? ¿Por qué no mantenerlas en la red, para que puedan tener una vida propia, ser vinculadas por terceros, comentadas o encontradas de nuevo?

La secuencia de acontecimientos deja sumamente patente la progresión: Blogger es creada por Evan Williams y Meg Hourihan en 1999, y adquirida por Google en 2003. La inyección económica que supone tal adquisición proporciona a los blogs su verdadera carta de naturaleza: el número de blogs se dispara, y llega a los ciento setenta millones en menos de cinco años. Crear un blog estaba al alcance de cualquiera: se hacía en cinco minutos, era gratuito, no necesitaba saber HTML ni ningún código complicado, y permitía aparecer relativamente bien situado en los motores de búsqueda. Los blogs personalizaban el tipo de contenido que Google adoraba: actualizado frecuentemente, con muchos vínculos, y con código limpio merced al uso de la herramienta correspondiente, lo que permitía que el motor de indexación pudiese trabajar con facilidad. Sin embargo, si bien crear un blog resultaba sencillo y suponía una fortísima disminución de las barreras de entrada para la creación de contenidos, mantenerlo no lo era tanto. Mantener un blog suponía una dificultad que poco tenía que ver con la tecnología: suponía tener algo interesante que decir.

Así, muchos de los blogs que empezaron con gran impulso, fueron ralentizando su marcha o dejando completamente de actualizarse, quedando relegados o bien al papel de diarios personales con poco interés más allá del autor y sus contactos más cercanos, o bien a ir disminuyendo su ritmo de actualización hasta desaparecer. En muchos casos, la creación de contenido original se convierte en mínima, haciendo que los lectores acaben recurriendo a las fuentes primigenias, o simplemente, la presencia en la red pasa a ser demasiado costosa para el autor, que va abandonando progresivamente las tareas de actualización. Lentamente, los blogs van evolucionando o bien para convertirse en herramientas de publicación cada vez más profesionalizadas que se transforman en auténticos medios, o bien en páginas puramente personales que un autor usa para reflejar un conjunto de intereses o desarrollar una presencia en la red.

El desarrollo de la llamada blogosfera rompió los esquemas de la comunicación tradicional, y tomó a una gran cantidad de actores completamente por sorpresa. Los primeros blogs eran simplemente páginas personales que trataban temas que interesaban a su autor o autores, pero que lo hacían además desde una óptica informal, próxima, con una cercanía comunicativa que podía resultar sumamente atractiva para los lectores que, a su vez, gustaban también del tema tratado. La aproximación era lo que hasta aquel momento se denominaba "amateur", personas que por lo general sin ser profesionales de un tema determinado, lo trataban porque les resultaba muy atractivo, lo suficiente como para leer abundantemente sobre ello, documentarse, encontrar referencias y, además, disfrutar mientras lo hacían.

La primera generación de blogs estaba fuertemente dominada por temáticas tecnológicas: a pesar de no ser necesario un conocimiento sólido de tecnología para publicar un blog, el fenómeno tenía sus orígenes donde los tenía, y resultaba imposible retrotraerse al mismo. Y fue precisamente vinculado a esta información tecnológica donde empezó a percibirse un fenómeno interesante: aquellos blogs recién creados, carentes de tradición, de profesionalidad y de medios, superaban en muchos casos en profundidad de análisis y en conocimientos sobre el tema a publicaciones "de toda la vida". La razón era evidente: mientras las publicaciones tecnológicas convencionales contaban con redactores generalistas, los blogs cubrían áreas mucho más estrechas, y contaban con auténticos especialistas que, además, escribían por genuino interés personal. La comparación, en realidad, no era entre una revista y un blog, sino entre una revista y todos los blogs que cubrían temáticas relacionadas. Y en tal comparación, la revista palidecía: le resultaba imposible contar en su redacción con tantos especialistas como contaba la blogosfera en su conjunto. Además, los blogs contaban no solo con sus autores, sino con un fenómeno cada vez más pujante: su comunidad. Lo que en una revista clásica eran lectores, que como su nombre indica se limitaban a eso, a leer, en un blog se transformaban mágicamente en comentaristas activos, que aportaban en muchos casos información adicional, puntualizaciones, datos o discusiones que enriquecían en gran medida la noticia o tema tratado. Además, el desarrollo de la comunidad determinaba una sensación de pertenencia, que acababa redundando en una mayor fidelidad: lectores más implicados.

El éxito de los blogs, a pesar de ser un fenómeno de pequeña escala, provocó no pocos quebraderos de cabeza a los medios tradicionales: de repente, muchas de las reglas conocidas de los mismos parecían hacer aguas. Tradicionalmente, las ediciones online de las publicaciones convencionales no incluían vínculos externos: se trataba según su razonamiento de una manera de enviar tráfico al exterior, de perder lectores a manos del sitio al que apuntaba el vínculo. Sin embargo, los blogs hacían justo lo contrario: estaban literalmente sembrados de vínculos, desde el cuerpo de las noticias hasta los laterales, donde ubicaban el denominado blogroll, la lista de las páginas que el autor leía habitualmente. La sensación para los medios tradicionales era de que los blogs se dedicaban a "echar" a sus lectores, a enviarlos a otros lugares: si te está gustando lo que lees, haz clic aquí, profundiza, vete a este sitio, vete a este otro, vete a las fuentes que yo utilicé... y sin embargo, los lectores volvían, y lo hacían con interés renovado: aquel sitio que les había enviado a otro lugar anteriormente, se convertía en referencia, adquiría un valor mayor. Progresivamente, los medios convencionales fueron adquiriendo cada vez más características de los blogs: primero fueron los comentarios, después los vínculos, después los permalinks, etc... Estaba claro: el negocio estaba cambiando, pero los medios convencionales, a pesar de sus muchos años de historia, ya no manejaban esa evolución. La pauta la marcaban unos recién llegados.

Los blogs también empezaron rápidamente a representar un problema de interacción: en muchos abundaba la crítica hacia productos o empresas, algo que en los medios convencionales solía tener un nivel de representación relativamente bajo. Lo habitual en los medios era algo similar al "si al hablar no has de agradar, es mucho mejor callar": el hecho de depender en su modelo de ingresos de la publicidad llevaba al desarrollo de un clima que tendía a evitar la confrontación. Lo habitual en una revista de videojuegos era que los juegos tuviesen siempre puntuaciones elevadas, por encima del siete o el ocho: hacer lo contrario era arriesgarse a ser excluidos, a que la empresa dejase de contar con la publicación para hacer su publicidad o para enviar juegos de prueba. El poder de negociación entre marcas y publicaciones se encontraba fuertemente desplazado hacia las primeras. Y lo mismo ocurría en muchos otros sectores, desde el automóvil hasta la hostelería.

Pero los blogs eran, en general, bastante más insensibles a este tipo de protocolo. En los blogs, los análisis eran habitualmente sinceros, y se basaban en las experiencias del autor como consumidor, no mediatizadas por otros factores. Y en muchas ocasiones, con un marcado predominio de lo negativo: mientras el consumo satisfactorio de un producto o servicio no necesariamente conllevaba una reseña en ese sentido, las experiencias negativas sí se veían en muchos casos seguidas de la correspondiente crítica, a menudo jalonada de expresiones que no eran habituales en el lenguaje periodístico del momento. Recordemos, además, que los buscadores tendían a tener una cierta predilección por los blogs, a los que indexaban con premura y eficiencia, y tenemos todos los elementos para una relación turbulenta entre marcas y blogs: en la nueva sociedad conversacional, las empresas y sus responsables de comunicación corporativa miraban horrorizados los resultados de sus ego-searches (la búsqueda de uno mismo, su empresa, sus marcas, sus ejecutivos, etc.) sin saber cómo reaccionar, algo en lo que entraremos con una mayor profusión en el próximo capítulo. Una mala experiencia de un cliente ya no significaba que el círculo habitualmente restringido de contactos directos dejase de consumir la marca, sino que podía convertirse en un escándalo en Internet y en un punto de encuentro para todos aquellos que habían tenido una experiencia similar. Las empresas habían perdido el control de la ecuación comunicativa.

En el lado positivo de la ecuación, algunas empresas empiezan a encontrarse con el fenómeno contrario: en algunos casos, el blogger está dentro de la compañía, y se convierte, queriéndolo o no, en una voz que la representa, que humaniza su comunicación. En ocasiones, el blogger llega a adquirir una visibilidad notable, lo que tampoco está exento de problemas: los departamentos de comunicación se encuentran con un fenómeno que no saben controlar, con el que no se saben reaccionar. En el muro que habían construido para separarse del exterior, para poder facilitar a las entidades externas únicamente la información que deseaban y cuando lo deseaban, habían aparecido fisuras. La comunicación corporativa veía la imperiosa necesidad de convertirse en más transparente, pero no veía la posibilidad de hacerlo: imaginarse a una empresa adoptando una actitud verdaderamente conversacional, admitiendo no tener razón o criticando un producto de la competencia de manera directa era algo complejo. Las empresas, simplemente, no sabían hablar, y se limitaban a mensajes acartonados, vacíos, con elogios que sonaban completamente falsos. Incluso en los casos en que las marcas desarrollan sus propios blogs, éstos parecen tener sentido únicamente cuando sus autores tienen nombre y apellidos, respetando el principio de ser medios de información personal, una situación que genera no pocas tensiones.

Decididamente, la relación entre las empresas y la web social nunca fue sencilla. A lo largo del tiempo hemos visto sucederse demandas, cartas de "cease and desist" escritas por gabinetes jurídicos solicitando de manera amenazadora la retirada de determinados contenidos, intentos de ejercer presiones, etc. La práctica totalidad de estos intentos se topó con el denominado "efecto Streisand": la reacción de las compañías acababa generando muchísima más atención hacia la crítica o el contenido que supuestamente pretendían retirar. Definido originalmente por la reacción de Barbra Streisand en el año 2003 solicitando mediante una demanda de cincuenta millones de dólares la retirada de unas fotos en las que aparecía su casa de la costa de California, el efecto Streisand es una de esas cuestiones que todo experto en comunicación tiene que saber manejar: en la red, la densidad de interconexiones es tal, que este tipo de efectos se acentúan en un altísimo grado. Los ejemplos se sucedieron a gran velocidad, demostrando de nuevo a las empresas que los parámetros de la ecuación comunicativa que habían manejado durante décadas habían cambiado por completo. El movimiento de información se había convertido en un fenómeno viral: un simple cliente descontento podía desencadenar un verdadero escándalo comunicativo, y hacerlo además en cuestión de pocas horas.

A este fenómeno contribuyó también en gran medida la aparición de los llamados "filtros sociales". El primero de ellos, Digg, fue desarrollado por Kevin Rose tras meditar sobre el funcionamiento de su blog favorito, Slashdot, en el que una serie de editores recibían noticias de los lectores y actuaban como filtro para determinar su aparición en el sitio y ser sometidas a los comentarios de la comunidad. Slashdot se dedicaba a analizar noticias relativas a la tecnología y sus implicaciones desde la óptica generalmente del software libre y la ciberdisidencia, y era un sitio de muchísimo éxito, tanto que aparecer en él podía llegar a significar que el sitio referenciado en sus vínculos no pudiese soportar la presión del número de visitas y cayese víctima de la sobrecarga de tráfico, fenómeno conocido como ser "slashdotteado" o "Slashdot effect". El citado Kevin Rose comenzó a dar vueltas a la idea de un Slashdot sin editores, con un componente que calificaba como de "verdadera democracia": un sitio donde los propios lectores votasen cuáles de las noticias enviadas por ellos mismos debían alcanzar la portada. El resultado, al que llamó Digg, fue un aplastante éxito de público, una comunidad con infinidad de ojos y oídos a la que muchos se acercaban con la idea de no perderse detalle de la actualidad, pero que además, era capaz de generar fenómenos de atención súbita.

El éxito de Digg conllevó además el desarrollo de clones locales, algunos de notable éxito: el caso de Menéame en España, desarrollado íntegramente en código abierto, es hoy uno de los puntos más importantes de generación de atención y tráfico en la red española, y ha generado ya más de ciento treinta clones en todo el mundo que utilizan su código.

Lejos de reducirse, la presencia de los particulares, de los consumidores, en la red fue creciendo de manera exponencial. En paralelo al desarrollo de los blogs, aparecieron con enorme pujanza las redes sociales. El auge de las redes sociales proporciona a las personas una manera mucho más natural y, sobre todo, más sencilla, de mantener su presencia en la red: sus usuarios trasladan a estas redes sus bases de datos mentales de amigos, conocidos y contactos, y las utilizan para llevar a la red todo un modelo de interacción complementario al de fuera de la red. Cada vez más, nos acordamos de los cumpleaños de nuestros amigos gracias al aviso que la red social nos comienza a dar unos días antes, y compartimos las fotografías en la red en lugar de hacerlo físicamente, sin que ésto suponga necesariamente vernos menos: la red actúa como un complemento de la relación que tiene lugar fuera de la red, no como un sustituto de la misma. En realidad, las redes sociales representan una derivación de un fenómeno global a nivel de Internet: todo en Internet se vuelve social. No se trata de subir tus fotos a una página, sino de hacerlo con una red social superpuesta a ello que te permita elegir quién ve cada una de ellas. En el caso de Flickr, por ejemplo, el resultado es sencillo y brillante, dividido en cuatro niveles: familia, amigos, contactos y resto del mundo. Una división simple e intuitiva, que permite tomar decisiones en cada momento cuando se sube una fotografía tomada durante un evento público o una de la playa con la familia en bikini. La web va adquiriendo un marcado componente social en prácticamente todas sus actividades, que le da su verdadero sentido. Leer las noticias en Google Reader puede ser cómodo y conveniente en lugar de tener que pasearse por todas las páginas de infinidad de medios, pero también proporciona la posibilidad de ver las noticias que más han leído o que han marcado como favoritas en mi red de amigos, dotando a la lectura de noticias de ese mismo componente social.

Incidentalmente, uno de los protagonistas de la revolución que supusieron los blogs, Evan Williams, aparece implicado en la concepción y desarrollo de otra herramienta: los llamados microblogs, representados especialmente por Twitter. Concebido originalmente como una herramienta para que los usuarios puedan, simplemente, actualizar en la red lo que están haciendo en cada momento, Twitter comienza una escalada de popularidad vinculada al efecto que provoca en sus usuarios: el de sentirse automáticamente más cerca de aquellos a los que siguen. El fenómeno Twitter solo puede ser entendido por aquellos que lo han probado: de entrada, la idea de escribir lo que uno está haciendo en un máximo de ciento cuarenta caracteres suena banal, incluso absurdo para mucha gente, rayano en el exhibicionismo. Sin embargo, adquiere pleno sentido cuando se produce en compañía de otros: de repente, las relaciones entre personas pasan a adquirir una sensación de proximidad absoluta, incluso cuando se desarrollan a miles de kilómetros de distancia.

Patrimonio al principio de usuarios relativamente avanzados, y desarrollado a caballo del fenómeno de los blogs, Twitter no tarda en demostrar que ninguna de las iniciativas desarrolladas con la misma idea puede hacerle sombra - a pesar de que algunas de ella provenían de empresas como Google, Facebook o los creadores de Digg - y a empezar a colonizar el segmento del gran público. En 2008, Twitter da un paso más y se convierte en herramienta habitual de los famosos a la hora de manejar sus relaciones naturalmente asimétricas en la web, lo que conlleva una tasa de crecimiento muchísimo mayor. En 2009, una nueva ronda de financiación sitúa el valor de Twitter, una empresa que en ningún momento de su historia había llegado a facturar nada, en mil millones de dólares, valoración que muy poco tiempo después empieza a parecer más factible en cuanto la compañía anuncia acuerdos con Microsoft y Google para que éstos hagan uso de la información generada por los millones de actualizaciones de Twitter, en lo que empieza a denominarse como la "real-time web", la "web en tiempo real", que muestra lo que está ocurriendo en este mismo instante. Actualmente, Twitter factura a estas empresas en función de la indexación de su tráfico, y ultima el desarrollo de herramientas de publicidad no convencionales (según las palabras de uno de los fundadores de la empresa) y de servicios por los que los usuarios puedan estar interesados en pagar.

En paralelo al desarrollo de todas las herramientas de la web social, encontramos otro fenómeno que interconecta con el mismo: el crecimiento de la movilidad, uno de los fenómenos de difusión tecnológica sujetos a una evolución más rápida. Los teléfonos móviles dejan de ser simplemente teléfonos, y empiezan a ser auténticos microordenadores de bolsillo, con capacidad para conectarse a la red, actualizar información, consultar lo que hacen los contactos de una persona, etc. En este momento, la difusión de la telefonía móvil en casi todas las economías desarrolladas supera el 100%, y el crecimiento en economías en vías de desarrollo es asimismo enormemente pujante. Como comenta acertadamente Howard Rheingold, autor de Smart Mobs, uno de los libros más recomendables en este sentido, "no todo el mundo tiene una cuenta bancaria, pero casi todo el mundo tiene un teléfono móvil". En diciembre de 2008, el total de usuarios de telefonía móvil en el mundo era de 4.100 millones, sobre una población mundial de 6.700 millones de personas.

El segmento de mayor crecimiento es el de los denominados smartphones, caracterizados por su capacidad de acceso a la web, y que encuentran en las aplicaciones sociales un verdadero factor fundamental para su desarrollo. Los usuarios de redes sociales son verdaderos demandantes de movilidad, un hecho que ha sido aprovechado por varios fabricantes de terminales para lanzar cada vez más aparatos destinados al consumo constante de este tipo de contenidos, una tendencia que continúa creciendo de manera imparable y que está determinando una pléyade de cambios sociales en la forma de utilizar los dispositivos y de integrarlos en nuestra vida cotidiana. El teléfono móvil es el aparato sin el que muchas personas jamás salen de casa: sin él se encuentran perdidos, indefensos... básicamente, desconectados. El terminal es la conexión permanente con sus amigos, su red, su actualidad y su contexto.

La función primigenia de la comunicación mediante voz queda, en algunos rangos de edades, completamente minimizada por el uso que hacen de conexión permanente con sus redes sociales, compartición de fotografías y vídeos, mensajería de todo tipo, navegación en la red o incluso actualización de su posición geográfica: el 40% de los móviles que se fabrican hoy llevan incorporado un sistema GPS, un porcentaje que en tan solo dos años, será del 100%. Por otro lado, las implicaciones de que una amplísima mayoría de la población lleve en todo momento encima una cámara de fotos o vídeo, un disco duro capaz de transportar infinidad de datos de todo tipo o un dispositivo capaz de mantener una transmisión de banda ancha con un servidor están todavía comenzando a desvelarse. Existen ya algunos proyectos, como el Total Recall de Microsoft Research o los de varias start-ups que esperan lanzar productos comerciales en el año 2010, que especulan en torno al concepto de life-recorders, la posibilidad de una vida completamente grabada: cámaras de botón en miniatura que graban de manera permanente la vida de una persona, y suben imágenes y sonido a un servidor. Las implicaciones de una vida con todas sus imágenes y sonidos completamente recogidos sobre un soporte indexable tienen connotaciones de muy largo recorrido, mucho más de lo que podemos imaginar fácilmente: pensemos en compartir recuerdos con amigos, en evocar momentos anteriores de nuestra vida, o en decidir qué recuerdos conservar y cuáles eliminar. ¿Perderemos conciencia de los recuerdos desagradables, como hoy nos ocurre con los números de teléfono que antes de la llegada del teléfono móvil solíamos recordar sin ningún tipo de dificultad?

El futuro es ilimitado, prácticamente exponencial. Recientemente, en los laboratorios de Alcatel, se ha obtenido una velocidad de transmisión de cien petabytes por segundo y kilómetro a través de fibra óptica mediante el uso de láser, unas diez veces más rápida que la de un cable transoceánico, una base fundamental para soportar la escalada de ancho de banda en la que vivimos, y un golpe más para aquellos agoreros que afirmaban que Internet "se llenaría", "se saturaría" o "sería imposible de manejar".

un verdadero escándalo comunicativo, y hacerlo además en

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ELF - Jan, 27 2012

un verdadero escándalo comunicativo y hacerlo además en (sobra la coma)

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rayano en el exhibicionismo

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ELF - Jan, 27 2012

rayando en el exhibicionismo

Antonio - Jun, 01 2012

rayano es correcto. Definicion de la RAE:
Cercano, con semejanza que se aproxima a igualdad.

Antonio - Jun, 01 2012

Corrijo. Efectivamente deberia ser rayando

Dany Campos - Jun, 18 2012

Pues, si no me equivoco, es "rayando en el exhibicionismo" ó "rayano el exhibicionismo"

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y a empezar

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ELF - Jan, 27 2012

y en empezar

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¿cuál es el sentido de eliminar las cosas?

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Emilio Llinares - Jan, 26 2017

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un verdadero escándalo comunicativo y hacerlo además en (sobra la coma)
Posted Jan, 27 2012
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    un verdadero escándalo comunicativo y hacerlo además en (sobra la coma)
    Posted Jan, 27 2012

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un verdadero escándalo comunicativo, y hacerlo además en
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    un verdadero escándalo comunicativo y hacerlo además en (sobra la coma)
    Posted Jan, 27 2012

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rayando en el exhibicionismo
Posted Jan, 27 2012
  • ELF
    rayando en el exhibicionismo
    Posted Jan, 27 2012
  • Antonio
    rayano es correcto. Definicion de la RAE:
    Cercano, con semejanza que se aproxima a igualdad.
    Posted Jun, 01 2012
  • Antonio
    Corrijo. Efectivamente deberia ser rayando
    Posted Jun, 01 2012
  • Pues, si no me equivoco, es "rayando en el exhibicionismo" ó "rayano el exhibicionismo"
    Posted Jun, 18 2012

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rayano en el exhibicionismo
  • ELF
    rayando en el exhibicionismo
    Posted Jan, 27 2012
  • Antonio
    rayano es correcto. Definicion de la RAE:
    Cercano, con semejanza que se aproxima a igualdad.
    Posted Jun, 01 2012
  • Antonio
    Corrijo. Efectivamente deberia ser rayando
    Posted Jun, 01 2012
  • Pues, si no me equivoco, es "rayando en el exhibicionismo" ó "rayano el exhibicionismo"
    Posted Jun, 18 2012

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Posted Jan, 27 2012

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      Emilio Llinares
      Importante
      Posted Jan, 26 2017
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      • Emilio Llinares
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